Las fobias, son un tipo de trastorno de ansiedad y se encuentran divididas en tres tipos distintos: Agorafobia, Fobia social y Fobias específicas.
La Agorafobia es el temor por verse en una situación en la que pedir ayuda resulte difícil o embarazoso. La Fobia Social es el temor o ansiedad a las situaciones de interacción social en las que la persona pueda sentirse analizada por los demás y la Fobia Específica es el miedo o ansiedad circunscrita a objetos o situaciones concretos, a los que denominamos estímulos fóbicos.
Las fobias producen un temor fuerte e irracional de algo que representa poco o ningún peligro real. Dificulta tener un desempeño normal debido al temor que produce.
Dentro de los indicativos de que podrías estar padeciendo este trastorno están las reacciones y sensaciones físicas, como sudoración, latidos del corazón acelerados, opresión en el pecho o dificultad para respirar. Sentir náuseas, tener mareos o sufrir desmayos en presencia de sangre o lesiones.
Una fobia que no se trata se va haciendo cada vez más latente, provocando más sintomatología que afecta cada vez más al paciente en sus relaciones sociales, reduciendo su autoestima, pudiendo llegar en casos extremos a aislarse socialmente de su entorno laboral, escolar y familiar.
Las personas con una fobia tienden a evitar las situaciones u objetos que le producen ansiedad, pero esto a menudo provoca que la fobia empeore a medida que pasa el tiempo. En lugar de crear situaciones para evitar la causa de nuestra fobia, es mejor enfrentar ese miedo.
Entre las fobias más conocidas tenemos:
- Arañas (arachnophobia)
- Situaciones sociales (fobia social)
- El volar (aviatophobia)
- Espacios abiertos (agorafobia)
- Espacios cerrados (claustrofobia)
- Alturas (acrofobia)
- Cáncer (Cancerophobia)
- Tronadas (Astraphobia)
- Miedo a las tormentas o fenómenos atmosféricos (Brontofobia)
- miedo a las avalanchas, multitudes o a encontrarse entre mucha gente (Enoclofobia)
- Miedo a heridas, sangre o inyecciones (Hematofobia)
- Miedo a la muerte (Necrofobia)
Para mejorar tu calidad de vida y vencer tus fobias, lo recomendable es hablar con un profesional de la salud mental quien puede ayudarte a controlar tu fobia específica.
La terapia de exposición y la terapia cognitiva conductual son los tratamientos más eficaces. La terapia de exposición se centra en cambiar el modo en que reaccionas al objeto o a la situación que te da miedo.
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