Parece increíble que ha pasado más de un año desde que inició toda esta locura. La incertidumbre y el miedo se apoderó de todos nosotros lo cual todavía resuena en nuestra mente día con día cuando nos vemos en la obligación de salir a la calle y trabajar, mientras otros hacen con normalidad su vida como si el monstruo ya no existiera en nuestras vidas.
Cuando te alertan sobre el resultado positivo de alguien con quien compartiste recientemente por la razón que sea, te invade una angustia inmediata, eso es incontrolable por más fortaleza mental que tengas.
Lo peor, es cuando en las familias el estrés carga con toda la armonía que podía existir. No acercarse a los hijos, al cónyuge, desinfectar todo lo que se toque… empatía y tolerancia que muchas veces brillan por su ausencia por el instinto intrínseco de la supervivencia que posee cualquier animal.
Cuando te toque el turno de la vacuna, ve a ponértela y protégete mientras proteges a los tuyos. Nada te garantiza estar bien, nunca pienses que a ti no te puede pasar.
Si en estos momentos estás atravesando una situación similar, sólo podemos decirte que tengas fe y bases en ella tu fortaleza. Que no estás solo y que como tú, somos muchos los que pasamos, estamos pasando o podemos llegar a pasar por una situación similar.
Debemos seguir cuidándonos y cuidando de los nuestros, por muchas obligaciones y necesidades, seguimos luchando contra una pandemia. Salud ante todo.
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