Se conoce como infidelidad la ruptura del pacto confiable que asume una pareja al establecerse ya sea de manera formal o en unión libre. Cuando se rompe la confianza o se abusa de ella durante una relación.
Generalmente la infidelidad es causada por un manejo inadecuado de las dificultades que con frecuencia y normalidad surgen en una relación. El infiel tiene una característica muy notable y es no recibir satisfacción que él o ella esperaba de su pareja. La persona infiel tiende a sentir que su pareja le hace perder algo por lo que se escuda en la infidelidad como una oportunidad para obtenerlo. En ocasiones se sienten defraudados, desilusionados, incluso engañados por sus parejas porque no cumplen o no satisfacen lo que entendemos plenitud. Viéndolo tras ese escudo, el infiel se cree con el derecho de encontrar a alguien más que supla esa necesidad de plenitud y aprovechar la oportunidad mientras exista.
Suele suceder en parejas que se dedican a ofrecer felicidad del otro, a priorizarla, tanto que luego se siente abusado o que su pareja ignora sus necesidades, bajo estos términos luego debe lidiar con las justificaciones de su infidelidad como con la culpa.
Diversas investigaciones psicológicas señalan que las personas infieles suelen ser también las más celosas, cuestión que en el fondo revela un gran complejo de inferioridad y una autoestima débil que necesita reafirmarse gustando a otras personas y de manera muy frecuente.
Una persona infiel no puede escapar del inmenso dolor que ocasionarán sus acciones en el momento en que sean descubiertas. Es un reflejo de la desconsideración gratuita hacia los sentimientos de alguien que ha prometido apreciar y proteger de por vida.
El reto para superar una infidelidad es ser capaces de entender y experimentar desde la vivencia, que en la infidelidad no hay ninguna ganancia, sino solo pérdida: perdemos en primer lugar la oportunidad de tratarnos a nosotros mismos como individuos dignos de confianza.
La infidelidad destruye no solo la relación sino a las personas involucradas. El infiel maneja la culpa y el miedo, mientras que el engañado siente desolación, confusión, celos, inseguridad y baja autoestima. Una persona que es víctima de una infidelidad puede experimentar sentimientos de abandono, traición, enojo, se puede sentir usada o burlada.
El estudio también llegó a la conclusión de que las personas que han sido engañadas en el pasado tienen el doble de probabilidades de volver a serlo en el futuro. Además, ser víctima de una infidelidad puede tener consecuencias devastadoras para su salud mental.
Aunque algunas parejas logran superar una infidelidad es importante trabajar en asimilar la situación y reparar los daños tanto de manera individual como en terapia de pareja. Es importante crear compromiso de pareja y acuerdos que permitan que ambas partes sanen y logren superar en equipo esta situación.
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